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Centro Cultural e Histórico José Figueres Ferrer

Otilia Araya Varela: Guardiana de una tradición

Mujer sencilla, de alma alegre, espíritu libre  y voluntad muy firme. Empezó a hacer puros cuando apenas tenía 8 años, pero nunca en su vida ha fumado uno.

Con este oficio logró sacar adelante a su familia y vérselas de tú a tú con su marido, a quien le advirtió antes de contraer matrimonio que si no la iba a dejar trabajar, no se casaría con él.

Su espíritu optimista le ha ayudado a forjar una filosofía de vida que la tiene feliz, saludable y sin que le haga falta nada.

Ella se describe a sí misma como comerciante:  “Lo que hubiera que vender yo lo vendía: chayotes, achiote, puros…”

Siendo joven trabajó en la purería de Amalia Murillo, donde hacía mil puros diarios, además  trataba con los comerciantes y dirigía al resto de empleadas.

Dos hombres le ofrecieron matrimonio además del que fue su esposo, pero ella tiene claro que “uno escoge” y cuando tenía 9 años le anunció al que sería su marido “si algún día me caso, me caso con su alma”. Trece años después don Ramón Cascante Chaves se convirtió en su cónyuge.

Ella asegura que a pesar de que era “tremenda”, era educada y siempre fue obediente.  Durante algún tiempo vivió en Guanacaste, donde de la misma forma que  aprendió a hacer puros, sin instrucción ni maestro alguno, aprendió a coser y le confeccionaba ropa a su hermano.

Doña Otilia se crió junto a sus abuelos y su madre. “Papacito”, su abuelo, sembró tabaco toda la vida, y el tabaco que  él botaba como desperdicio, fue el que ella usó para hacer sus primeros puros. Actualmente su casa es visitada por extranjeros para que ella les venda puros y en un viaje de paseo a los Estados Unidos de América, encontró por casualidad en un restaurante, una foto suya haciendo sus famosos puros.

Los puros le permitieron a doña Otilia criar  a su familia, ayudar a su marido, conocer nuevos lugares, afinar su habilidad de comerciante y convertirse en una mujer independiente.

Para ella, el valor más importante es la honradez:  “Yo acostumbro a ganarme la plata con mi trabajo… si uno trabaja nunca falta”; con ese pensamiento crió 6 hijos y con ese espíritu libre sigue viviendo, en la misma casita que hizo con su esposo, hoy como abuela de 18 nietos.

Nos contó su vida, sentada en el mismo sillón que recién casada compró en Palmares, con el dinero que se ganó vendiendo   unos  puros que le habían encargado. 

Doña Otilia nació  el 13 de agosto de 1931. Según ella ese día hubo algo extraño, porque ella no ha sido una mujer ordinaria, sin embargo asegura que ha vivido la vida como se debe vivir.

 

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