“Soy una persona muy testaruda muy aferrada a sus ideas, yo nunca quito el dedo del renglón, nunca ceso en la actitud de insistir en lo que yo quiero… ”
Él es uno de esos ramonenses que verdaderamente aman su tierra y su gente. De voz fuerte y figura regia, se trata de un hombre de gran presencia. Su personalidad humilde y la forma de ser sensible le han deparado el cariño de una gran cantidad de personas en su tierra natal, e incluso fuera de Costa Rica.
Nació en San Ramón, el 1 de setiembre de 1934; es hijo de Marcelino Villegas Valverde y Edelmira Cruz Brenes.
Con caminar lento, pero siempre con la mirada al frente, don Ólger ha hecho el recorrido por su vida topándose como cualquier otra persona, con buenas y malas experiencias. De las malas le ha tocado aprender, y dejarlas pasar, porque con conocimiento de causa recomienda, que hay que liberar de la mente esas cosas que a uno lo atormentan; y de las buenas, pues también hay que aprender, pero sobre todo, dice él, darle gracias a Dios.
“Siempre he sido una persona que me destaco porque yo soy muy agradecido y muy cariñoso, yo le guardo mucho cariño a las personas, yo diría que no cariño, yo le guardo amor a las gentes que me ayudan; porque nadie tiene la obligación de ayudar a n adie y cuando te encuentras con una persona que es dadivosa, cariñosa, desprendida, que te ayuda, que te saca del enredo en que estás, uno tiene que darle gracias Dios y a esas personas.
A través de toda mi vida me he encontrado con esta clase de ángeles humanos, que me han ayudado…Yo por eso creo en Dios, porque siempre que he estado en una dificultad tremenda ha aparecido un ángel que me ayuda y que me saca de la mala situación en que estoy”.
Artista de nacimiento:
La maestra de pre escolar fue la primera que divisó en Don Ólger su habilidad y su sensibilidad artística.
“Doña Franca Solano fue una mujer excepcional, fue realmente la gestora de mi carrera, ella me dijo: mire negrito usted no se equivoque, cuando llegue a una edad necesaria, cuando vaya a la universidad, tiene que estudiar arte”
Y con esa testarudez que él mismo dice que lo caracteriza, se propuso seguir este consejo.
Inició su camino por el mundo de la escultura cuando era muy niño, trabajando pedacitos de madera que le regalaban. Tenía apenas 14 años cuando empezó a aprender junto a grandes artistas como Manuel Zúñiga, Néstor Zeledón, Juan Rafael Chacón, José Zamora y Francisco Ulloa.
Siguiendo el consejo de su primera maestra y el sueño de su padre, estudió Arte en la Universidad de Costa Rica, donde obtuvo una Licenciatura con énfasis en escultura. Entre 1963 y 1970 viajó a México para estudiar nuevos conceptos y técnicas de escultura.
Monumentos como las Garantías Sociales en Zapote, la figura del ex presidente Daniel Oduber ubicada en el Parque Francisco Morazán en San José, así como bustos y retratos de ex presidentes y figuras de renombre han sido parte de su producción artística.
En 2010 el Ministerio de Cultura y Juventud le otorgó el Premio Nacional de Cultura “Magón”. Entre sus múltiples galardones destacan además el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría (1975, 1979) y el Premio Áncora de La Nación.
A unos días de su cumpleaños número 81, don Ólger nos abrió las puertas de su corazón para contarnos anécdotas y recuerdos de su San Ramón, y finalizó su conversación con palabras para los artistas ramonenses:
“Yo quiero que San Ramón siga teniendo artistas escultores, pero quiero decirle a los jóvenes, que el verdadero arte es el que conlleva un mensaje al espectador, y desde ese punto de vista se puede hacer escultura, pintura y cualquier manifestación estética, que siempre va a emocionar.
Cuando una obra necesita de un discurso para hacerla valer, no tiene ninguna funcionalidad…La obra de arte te conmueve o no te conmueve. Si te conmueve es porque tiene un mensaje. El arte tiene la condición de conmover a todos los seres humanos que tienen sensibilidad, y entonces: si tú tienes sensibilidad aunque no seas intelectual, el arte para ti es válido, porque te llega al espíritu, igual que le llegaría a una persona que aparte de ser sensible es intelectual, y este tal vez lo comprendería mejor por ser intelectual, pero igualmente sin serlo tú puedes gozar del arte, porque el arte es un mensaje del artista para el espectador y cuando ese mensaje no cala, la obra no sirve, no tiene contenido, no logró el propósito”